Una experiencia práctica de innovación abierta

¿Quizás hayas oído hablar de la empresa belga Curana, que fabrica los guardabarros B”lite? Si es así sabrás que Curana era una empresa con 15 empleados que se dedicaba a fabricar guardabarros de acero, pero que en el momento en el que empezó a detectar que la creciente competencia asiática en su sector ofrecía guardabarros de plástico cada vez más baratos, decidió iniciar un proceso de innovación en su producto para incrementar su competitividad. Para ello se pusieron en contacto con uno de los principales Institutos de diseño industrial de su país y entre ambos crearon un producto con unas características diferentes y de alta gama. Las claves de su éxito: patentar para proteger sus productos y procesos, y encontrar un primer cliente (en este caso fabricante de bicicletas holandés) que confió en la propuesta y que compró el primer pedido.
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